Guajira



La Guaijra es un departamento completamente olvidado por el gobierno y adueñado por la corrupción y las multinacionales. Es increíble ver que es de los departamentos más pobres, con la tasa de mortalidad infantil más alta por desnutrición y al mismo tiempo de los departamentos que más recibe ingresos por la operación de multinacionales mineras y petroleras, con las mayores reservas de recursos no renovables como carbón y gas y también con el potencial de energías renovables como la solar y la eólica. Es el único departamento que cuenta con un parque eólico, el cual tiene capacidad de generar 19,5 MW y en el cual más de la mitad de su población no tiene servicio de electricidad. En donde Uribia (uno de sus pueblos) tiene un terminal de transporte nuevo y enorme para el tamaño del pueblo, pero que no está operativo porque no tiene carreteras y por lo tanto ni buses que lleguen al terminal, para todos es claro que es un elefante blanco.

Es el territorio de los indígenas Wayú, lo cuales tienen un patrimonio cultural inmenso y han sido completamente destrozados por el narcotráfico y el paramilitarismo como política de estado, en manos de un gobierno que lo último que le importa es el patrimonio cultural y natural, para el cuál los indígenas no son más que estorbo y sirven más muertos. Los Wayú nacen de la tierra y el agua, para ellos la tierra representa la feminidad y la lluvia representa la masculinidad que fecunda la tierra. Esta visión del mundo hace que respeten y cuiden la naturaleza y los recursos, ya que no le van a hacer daño a sus padres. Por el contrario, el hombre que tiene la visión antropocéntrica de la biblia en donde todo fue creado para él, se cree con el derecho a pasar por encima de todo, destruir la naturaleza, acabar con otros animales y desperdiciar los recursos.

De la cultura Wayú hay varios aspectos que se deben proteger y conservar, entre ellos la forma de tejer y teñir, de donde viene la famosa mochila Wayú que ya se generalizó a mochila Colombiana, las cuales imitan diseñadores y cobran cientos de dólares, mientras que a los indígenas les piden rebaja de hasta la mitad de precio y si no se las dan se molestan los turistas. Detrás del tejido hay mucho más que colores para que se vean bonitas, es toda una tradición en donde a las niñas les enseñan a tejer cuando se empiezan a desarrollar y cada tipo de tejido es diferente dependiendo el propósito. Es diferente lo que se teje para una mujer, un anciano o un niño

De las cosas que más me dolió cuando visite la Guajira fue ver a turistas, principalmente nacionales, pidiendo excesivas rebajas a los artesanos indígenas. Vi como le pedían rebaja a un niño que vendía manillas tejidas a mano con colores muy lindos a $2,000 COP ( menos de 1 dólar) y le pedían de forma muy humillante que se las dejara a mil pesos y el niño en su afán de vender aceptó y les suplicó que por lo menos le compraran más. Es desgarrante ver como no valoran el trabajo autentico y se aprovechan del hambre. Nadie está obligado a comprar, pero si no le gusta o no tiene el dinero (los del caso que estoy relatando evidentemente sí lo tenían) pues no compre y mejor compre una manilla de plástico, que esas valen menos de 500 pesos, pero por las cuales seguramente está dispuesto a pagar hasta 10 veces si se la venden en un centro comercial.

Es triste ver como no se apoya a la gente local, a los verdaderos dueños del territorio y del patrimonio, tras de que son robados por el gobierno, también por los turistas. Por eso creo que el turismo masivo no es solución para la Guajira, ya que los locales no se beneficiarían. Se beneficiarían las grandes marcas, las grandes cadenas hoteleras y agencias de viajes y seguramente ofrecerán trabajos (seguramente también, pagando el mínimo). Pero harán lo mismo que las multinacionales que hoy en día explotan recursos naturales, se llevan la tajada grande y aquí dejan unas boronas, que tras de todo, la corrupción del gobierno se come y a los locales no les queda nada. Además de dañar la naturaleza que queda virgen y es de las razones por las cuales la Guajira tiene unos paisajes tan espectaculares. Muchos argumentan que traería empleo y progreso para la región ¿ Como el progreso que trajo la minería y la extracción de gas? De nada sirve que operen grandes empresas si solo contratan un porcentaje mínimo de trabajadores locales (el porcentaje que les exige la ley) para pagarles salarios muy bajos. Y es entendible porque la gente local no está capacitada ni educada, por lo cual hay que contratar de otras regiones y hasta internacionales. Por eso es que si no se ataca la raiz del problema, no cambiará nada y los beneficiarios seguirán siendo los mismos y los locales seguirán vendiendo artesanías y soportando las inmensas rebajas. Primero tiene que haber un cambio de mentalidad y darse cuenta que es una región con mucho potencial que tiene mucho para dar y no a la que hay que explotar y exprimir.
Sin más preámbulos, así fue el viaje por la Guajira:

Palomino 

Es el primer pueblo de la Guajira al cruzar la frontera con el Magadalena. Un pueblito muy pequeño, alegre, colorido, místico y original, no tiene calles pavimentadas (solo la carretera principal). Su principal atracción es que se encuentra el río con el mar y se pueden hacer actividades como "tubing" y surf. Creo que de lo mas gracioso es ver a los turistas subidos en motos de gente local, sin casco por supuesto, con una súper llanta inflable agarrada.

Hay una calle que lleva directo a la playa y sobre esta se encuentran varios restaurantes, bares, hoteles y hostales. No hay hoteles muy grandes o de cadena, lo cual le da un aire de conservación. Nosotros armamos la carpa en un hostal que tiene zona de camping, varias duchas y cocina compartida, lo cual permite ahorrar un poco. Ya que en el pueblo no hay cajeros, recomiendo sacar dinero en efectivo antes, puede ser en Santa Marta. Hay un corresponsal bancario pero no estaba funcionando, me toco ir a el cajero más cercano que queda en el siguiente pueblo como a 30 minutos en moto. Cuando llegue había una fila enorme porque era quincena y todos los trabajadores iban a retirar dinero, tanto así que se le acabo el dinero al cajero. Toco esperar a que vinieran a recargarlo (no tardaron poco) y ahí si, luego volver a conseguir una moto hacia Palomino. Y eso que estuve de buenas porque a partir del siguiente día iban a sacar el cajero de servicio por mantenimiento.

La playa es un poco pequeña, es poca la distancia entre el mar y donde empiezan los establecimientos, lo cual hace que cuando está demasiado llena no se pueda ni caminar. Pero es muy linda, la arena es muy fina y blanca y se ven varios colores en el agua. El atardecer es espectacular porque el sol se oculta por la sierra nevada de Santa Marta. Sin embargo me pareció que lo mejor de Palomino no es sus paisajes si no su ambiente, un poco bohemio, fiestero y multicultural. Hay mucho turista extranjero y por lo tanto los locales se están adaptando a ellos, por ejemplo en el tipo de comidas y de música, hay algunos sitios con fiestas de electrónica. Es bien diferente a los pueblos y ciudades de la costa colombiana. Sin embargo también se consigue comida local desde restaurantes costosos hasta la popular arepa de huevo y carimañola en carrito de calle. 

Rioacha

Dirigiéndose al norte está Rioacha, la capital de la Guajira, es pequeña pero tiene aeropuerto. Es un pueblo entre caótico y abandonado, da la sensación de que está en construcción. Tal vez es porque hay muchas edificaciones que quedaron pausadas desde hace tiempo y ya parecen abandonadas. En Rioacha si hay hoteles grandes sobre la playa (uno de ellos perteneciente a los hijos de un ex presidente) y discotecas, queriéndose parecer a ciudades principales de la Costa.
El malecón es bonito y se puede caminar observando artesanías y probando comida local como ceviche de camarón y cabrito. El ambiente es muy diferente a Palomino, ya no hay Turistas en moto cargando llantas, y ahora hay camionetas Toyota con vallenato a todo volumen y whisky. No duramos mucho. 

  
 
Cabo de la vela 

Desde Palomino y Rioacha hay muchos operadores turísticos para ir a Punta Gallinas y Cabo de la Vela, con diferentes planes y duración en días, pero se puede ir por cuenta propia dirigiendose hacia Uribia mediante carros compartidos y luego 4X4 hasta el Cabo.

Una vez en el Cabo hay varias opciones de alojamiento, casi todas consisten en cabañas o en hamacas. No hay edificios ni hoteles grandes, lo cual es genial porque se mantiene la autenticidad del lugar. En lo personal recomiendo las hamacas porque dormir al aire libre bajo ese cielo totalmente estrellado y de frente al mar es único. Ni un hotel de 5 estrellas puede ofrecer esa vista con la sensación de libertad de estar durmiendo completamente en la orilla del mar. En el pueblo no hay electricidad, los establecimientos tienen o comparten planta de generación y el cielo suele ser bastante despejado por lo desértico, por lo tanto las estrellas se pueden contemplar muy bien. Tampoco hay acueducto y mucha escasez de agua, por eso las “duchas” son simplemente un balde en el techo con un tuvo y una válvula. 




En el cabo el mar es muy pandito y las aguas muy calmadas, como una piscina natural enorme, y debido a que hay fuertes vientos es popular el kitesurfing. Hay varios lugares para visitar, se ofrecen tours turísticos o se puede contratar una mototaxi para ir a todos de forma económica. Ya que queda cerca a la frontera con Venezuela, hay mucha gasolina de contrabando y el mototaxismo es muy económico. Muy recomendado ver el atardecer en el terrón de azúcar, el cual es un pequeño cerro de fácil acceso desde el cual se ve el horizonte totalmente limpio. Asiste mucha gente y es bueno llegar temprano para coger buen puesto y contemplarlo mejor. En cuanto a comida hay mucha variedad de comida de mar desde pescado frito hasta langosta, a un precio mucho menor que en las ciudades.


En los lugares turísticos y en el pueblo se venden muchas artesanías entre ellas la popular mochila Wayú.

 
Punta Gallinas

Es el punto más al norte de Colombia, para llegar a este desde el Cabo de la Vela no hay transporte público, es necesario tener un vehículo propio o contratar un operador turístico, ya sea en lancha o en camioneta 4X4. La vía terrestre a veces se puede complicar un poco y es de difícil acceso, por lo cual es mas recomendable la lancha. La mayoría de operadores turísticos ofrecen el mismo plan y a precios similares, el cual incluye transporte ida y vuelta desde el Cabo hasta punta gallinas, una noche en un hostal (Ofrecen habitaciones privadas, hamacas y chinchorros), alimentación de 2 días y el recorrido por el desierto.

En nuestro caso escogimos contratar las comidas por aparte ya que llevábamos nuestra propia comida y solo pagábamos el almuerzo. La alimentación es costosa y es entendible pues llevar los alimentos hasta allá es complicado (a excepción del pescado). Salimos del cabo a la madrugada y llegamos al hostal de Punta Gallinas a la hora del desayuno, después fue el recorrido por el desierto el cuál se hace en unas camionetas 4X4, en este punto hubo mucho desorden y pese a que todos eramos de operadores turísticos “distintos” en las camionetas íbamos todos revueltos y había mucha confusión. En el recorrido lo más destacable es el Faro y las Dunas. Las Dunas son hermosas porque desde abajo se ve solo arena y al subir se ve el mar. El paisaje es demasiado despejado, no hay árboles, ni montañas, ni arbustos, ni mucho menos edificios, solo arena y mar. El sol es demasiado intenso (sobra recomendar el uso de bloqueador en un desierto) y el cielo muy despejado, por lo cuál se ve completamente azul y se mezcla con los tonos azules del mar. Sin duda es de los lugares más espectaculares de Colombia, en donde uno se siente en otro planeta y se logra sumergir en la naturaleza. En este punto está permitido bañarse en el mar pero hay que tener cuidado con las corrientes.


 


Las camionetas nos regresaron al hostal para el almuerzo (pescado) y luego continuo otro recorrido, esta vez en lancha para ir a ver flamencos. Nunca había visto flamencos y mucho menos en su hábitat natural, son aves muy grandes, elegantes e imponentes. Finalmente se llega a una playa en donde se puede caminar y contemplar el atardecer, para luego retornar al hostal y pasar la noche. De noche en el hostal no hay alguna actividad especial además de contemplar las estrellas y conocer a los vecinos de hamacas. La diferencia entre hamaca y chinchorro (al menos en la Guajira) es que el chinchorro es más amplio y permite arroparse e incluye almohada, por lo cual es más costoso. Al día siguiente a la madrugada nos devolvimos al cabo de la Vela en la lancha. 

 




Después de ver esos paisajes tan asombrosos, deseo es que la economía extractiva no los destruya y en unos años no se vean más que volquetas de carbón y torres de extracción de gas, que algún día se aproveche el potencial renovable que se tiene como el sol y el viento, ya que es de las regiones que recibe más radiación debido a su cielo despejado todo el año y fuertes vientos para generación de Energía. Que en unos años no halla un hotel gigante en el cabo de la vela ni en en punta Gallinas y sus playas sigan siendo vírgenes y hermosas. Que se aprenda a valorar y proteger lo indígena desde el gobierno hasta los ciudadanos y finalmente que una región tan hermosa y con tanto potencial no siga muriéndose de hambre.
 

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