Chocó
Lo primero que me dijeron fue que quedaba lejos, que no había
electricidad, ni Internet, ni señal de teléfono...era justo lo que
necesitaba. Precisamente por eso la comunicación era difícil, para
recibir la respuesta de un correo tocaba que alguien fuera a la
playa, mínimo una semana de espera. Después de algunas semanas
logramos cuadrar una fecha de llegada y me dieron una lista de
alimentos para llevar, ya que el pueblo más cercano quedaba lejos,
por lo cual prácticamente sólo se conseguía lo que se producía en
la reserva y una que otra cosa en la playa de Triganá.
En la terminal de Medellín espere unas 4 horas y me había quedado
de encontrar con 2 chicas que también iban para la reserva. Tomamos
el bus directo a Turbo de las 10 de la noche, apenas para alcanzar a
llegar a las lanchas hacia Triganá que salían a las 8 am. En el
camino hubo algunos retenes de policía militar, el más gracioso fue
cuando se subieron a pedir identificación a todos los pasajeros
puesto por puesto, cuando llegaron a los que estaban en diagonal mío:
- Identificación por favor
- mmm, no no ispanol
- pasport please
- umm, no no intender
- do you have any document?
- …
- se bajan del bus por favor
y se bajaron jajajajajaja.
En el bus, como siempre, el aire acondicionado a toda potencia y todo
el mundo congelándose, con chaquetas y abrigos mientras afuera no
bajaba de los 30°C. Por esa política de que si alguien muere
dentro, se conserve el cuerpo hasta el destino. Llegamos a turbo poco
después del amanecer, el viaje se me hizo super corto y sentí que
casi no había dormido, me baje tan dormido del bus que dejé la
mochila en donde llevaba la comida. Me di cuenta cuando el bus estaba
a pocas cuadras y arranqué a correr detrás en chancletas y
gritando. Al cabo de un tiempo una moto me vio y empezó a pitarle al
bus hasta que logró que se detuviera. Mientras tanto las 2 chicas no
se habían dado cuenta de qué había pasado ni de yo que me había
hecho. Nos dirigimos al puerto en donde compramos los tiquetes de la
lancha y fuimos a desayunar. No sé por qué a alguna gente se le
hace extraño tomar cerveza en la mañana, después de un largo
viaje, de no haber dormido bien y con el calor que hace sentir el
cuerpo pesado, es la mejor manera de iniciar el día. Después nos
dimos por enterados que no solo había que comprar los tiquetes de la
lancha, si no pagar exceso de equipaje por cada kilo y adicionalmente
un impuesto para entrar al puerto, pero al menos el puerto y las
lanchas estaban bien organizados y limpios.
A pesar del mar picado pude dormir un poco, la lancha se dirigía
hacia Capurganá, nosotros nos teníamos que bajar antes en bahía
Triganá. El muelle es hermoso, el mar de 3 tonos de azul, la arena
fina y brillante, la vegetación de un verde ácido se come la playa.
Hay un par de hostales y restaurantes pequeños en la playa, nada de
edificios ni hoteles ni piscinas artificiales, la naturaleza se veía
en paz. Mi operador no tenía cobertura, pero ya nos estaban
esperando para recogernos. Antes de iniciar a caminar paramos un rato
para repartir el peso de las mochilas y distribuir lo que había
subir. La caminata se hizo pesada por el peso que cargábamos y el
bochorno, pero a la final la distancia no era tanta, después de casi
hora y media llegamos a la reserva. El viaje desde Bogotá duro casi
24 horas en total, es verdad que queda lejos. Nos estaban esperando
con el almuerzo hecho y una limonada que fue como tocar el cielo con
la lengua y la garganta. La reserva queda totalmente apartada,
hundida en la selva, perdida en la espesa vegetación.
La selva del Darien ha sido motivo de muchas leyendas debido a su
densidad, a la parte más cercana a Panamá le dicen el tapón del
Darien debido a la dificultad para atravesarla. Desafortunadamente
ningún tapón es suficiente para el poder destructivo del hombre y
el dinero. Con la llegada de la ganadería extensiva, la minería y la tala de
madera indiscriminada se empezó a aniquilar bosque para remplazarlo
por potreros, a dejar sin hogar muchas especies endémicas de una
región favorecida por estar en la cintura de América, a destruir
uno de los lugares considerados más biodiversos del planeta. En el
camino nos dimos cuenta con tristeza de la línea marcada que
delimita lo que es reserva y lo que es zona perdida. Durante mucho
tiempo nadie
hacía nada, parecía
que a nadie le
importaba, mucho menos
al estado, que ha abandonado por completo a una región que solo ha
sido carne de cañón, en donde da igual quien gobierne y ni si
quiera interesa quien está de turno, porque simplemente nadie se ha
presentado a hacer algo.
El estado solo ha hecho
presencia por medio de las fuerzas armadas, como buen reconciliador,
a darle bala a todo lo que se mueva. Excusándose en la farsa de la
lucha contra las drogas, atacan a los más vulnerables, a los que no
pueden defenderse, para proteger a los que verdaderamente se
benefician del narcotráfico, que están lejos de ser los campesinos.
Para resumir un
poco el contexto antes
de seguir con la historia en la reserva, todo
empezó en los años sesenta con el boom del hippismo en Norteamérica
que disparó el consumo de sustancias psicoactivas. Cantaban
por la paz, por la no
violencia y en contra de
la guerra de Vietnam,
pero a su vez desencadenaron una guerra aquí
abajo que aún no ha terminado y parece que nunca lo hará. Desde
entonces corre sangre y
mueren miles de personas para que arriba
sigan rellenándose la
nariz. Estados
Unidos es de los mayores
consumidores de drogas
del mundo y su gobierno
se ha empeñado en realizar una lucha contra las drogas como
política de estado.
Bueno,
solo contra algunas
drogas porque por el ejemplo el alcohol
y el tabaco son responsables de 400.000
muertes anuales en ese
país, cifras extremadamente
altas comparadas con las 4.000
muertes causadas por
drogas ilegales, incluida
la marihuana con 0 muertes reportadas.
Sin embargo atacan
plantaciones de marihuana, pero no de tabaco. El
caso es que la lucha que desarrollaron
consiste en dejar la demanda intacta mientras se ataca a la oferta.
Yendo un poco más atrás en la
historia, acabada la
segunda guerra mundial las
2 grandes potencias se repartieron el mundo, porque se creían los
dueños del planeta
tierra y nadie podía
estar por fuera de sus 2 sistemas. Estados Unidos no podía meterse
con los países de la unión soviética y viceversa. En esa
repartición,
todo América
del centro y sur
correspondió a Estados Unidos. Así,
sin más, sin
preguntarnos, sin tener
en cuenta la voluntad de estos países, a duras penas dándonos
por enterados, nos
asignaron un dueño.
Desde entonces, Estados Unidos quiso establecer todo el control
económico, político y social sobre los países que le tocaron y la
excusa fue el altruista propósito de protegernos de las garras del
comunismo.
Bajo la doctrina
de seguridad nacional
provocaron guerras, desencadenaron masacres, apoyaron militar y
económicamente golpes de estado y dictaduras ( como por ejemplo la
de Pinochet en Chile, Stroessner en
Paraguay, Banzer en Bolivia y muchos más),
hicieron y deshicieron lo que les
dio la gana, especialmente en territorios donde tenían especial
interés financiero y
político en el marco de
la guerra fría.
Lograron sembrar el miedo contra el comunismo y junto con el miedo
sembraron el odio. Siempre nos han dicho que el amor es lo que une a
la gente, pero es pura
mierda, une más el
odio, el odio hacia un enemigo en común, el odio hacia lo que es
diferente, el odio hacia lo que está afuera de unos márgenes.
Utilizando estos dos
factores
claves de una política demagoga, de la misma forma que Hittler lo
hizo en Alemania, lograron hacerle creer a toda una nación (y
a varias) que todos los
problemas tenían la misma causa y había que combatir a ese
enemigo, justificando
cualquier medio. Y bajo
esa excusa, cometieron las mayores barbaridades y atentados contra la
humanidad.
Pero resulta que un día el
comunismo se acabó, la unión soviética se terminó
y con ella se desmoronó
ese enemigo común. Ya no se podía echarle la culpa de todos los
problemas a algo que no existe y no se podía mantener la excusa de
luchar contra alguien que ya no está. Pero todo Superman
necesita su Lex Luthor,
todo el que quiera jugar a ser superhéroe necesita un villano, así
que había que inventarse uno. En el caso de oriente fue el
terrorismo y en el de América
latina fue el narcotráfico,
o la mezcla de ambos, de ahí el término narcoterrorista que les
gusta a muchos. Con esta nueva excusa, siguieron interviniendo
militar y económicamente para imponer
el control, con acuerdos
como el “plan Colombia”, se utilizaron aviones de guerra,
armamento y militares norteamericanos para reforzar al ejército y
gobierno colombiano en esta lucha.
La parte curiosa es que
gobierno y narcotráfico
siempre han estado de la mano, desde el ex-presidente
que le daba pista a los aviones de Pablo Escobar cuando era director
de la Aeronáutica
civil, hasta los alcaldes de pequeños pueblos. Drogas = Dinero =
Poder = Gobierno. ¿Entonces están luchando
contra ellos mismos? Es ahí donde juegan papel importante los
paramilitares, encargados de hacer el trabajo sucio del gobierno,
para que este pueda lavarse las manos. Desde
la masacre de las bananeras en la que el
propio estado asesinó
miles de trabajadores para proteger los intereses de la
United
Fruit
Company
en 1928,
el gobierno y
paramilitares han
cometido innumerables
mascares y crímenes
contra la humanidad (como
la masacre del aro y la operación orión, entre
muchas),
eliminando todo lo que sea un obstáculo
para sus negocios, entre ellos acuerdos con multinacionales y por
supuesto, narcotráfico. Actualmente
eliminan a todo líder social o ambiental que promueva la sustitución
de cultivos o que se oponga a la economía extractivista.
El vínculo entre el estado y el paramilitarismo siempre ha existido
y el del paramilitarismo con el narcotráfico es cada vez más
evidente, de ahí los términos parapolítca y narcopolítica.
De
esta forma, en los territorios donde potencialmente hay droga como
en el Chocó, aparecen
todos los grupos armados y de una u otra forma obligan a la gente a
trabajar para ellos, haciendo prácticamente
imposible el vivir al margen y
dejando al campesino entre la espada y la pared. Ya no hay diferencia
entre uno el otro porque saben que todos quieren lo mismo. Algunas
veces se colaboran entre ellos, otras veces se atacan. Para muchos
habitantes ha sido evidente que justo el día en que algún grupo
está realizando un desembarque o un desplazamiento,
el ejército súper reforzado
tecnológicamente, justo ese día no está , se cortan las
comunicaciones y misteriosamente se salen con la suya. Pero al otro
día ya se están dando bala de nuevo todos contra todos y así, ya
nadie sabe para quien trabaja.
La
mayoría de habitantes
del Chocó
son familias numerosas con
varios hijos, conviven
con tíos,
suegros, primos-esposos
o ex-parejas y con cualquier cantidad de problemas sociales. Acoso
sexual, violencia intrafamiliar, maltrato infantil, desnutrición,
embarazos no deseados… La mayoría causados o al menos empeorados
por la pobreza, la falta de educación y
el abandono total de un país del que solo hacen
parte en las cifras y en las votaciones. Esto se ve reflejado por
ejemplo en el nivel de analfabetismo que es de los más altos del
país llegando hasta 65%, o por ejemplo que
para muchos el método de planificación es ir donde un
chamán a que les haga un rezo para no quedar embarazados
(evidentemente no ha funcionado) y no tienen la culpa
directamente porque simplemente nunca han visto algo distinto, así
crecieron sus padres y así los educaron a
ellos.
“Vos
no me vas a creer porque esto si es pa' echar caja home. Aquí la
telefonía se demoró mucho en llegar, todo el país ya estaba
hablando por celular mientras que aquí no había ni una antena. De
hecho como te podrás haber dado cuenta,
aún hoy solo
hay cobertura en algunos sitios, en la mayoría no hay señal. Yo
por eso tengo celular desde hace muy poco tiempo, tengo está
flechita y porque me la regalaron. Y si no había señal de teléfono
mucho menos internet para hacer esas pendejadas que hacen ustedes lo
jóvenes. ¿Y podés
creer que aún así había gente que tenía blaveri (blackberry) ? y
para que se te haga más raro aún, gente que no sabía leer ni
escribir. Es que el ser humano es muy raro parce, ¿pa’ qué carajo
va a querer uno algo que
no le sirve pa’ un culo? Y
es que si la telefonía se demoró mucho en llegar, la salud y la
educación si que ni han llegado...”
No hay escuelas públicas en
muchas regiones del chocó, el hospital más cercano queda a horas de
camino a lo que se le suma que se necesita
dinero para los pasajes, en particular los de lancha son demasiado
costosos (más de 25 mil pesos la hora de trayecto). Hay
gente que no ha vuelto a ver a su familia si se fueron a vivir a otro
lado, porque simplemente no tienen para pagar 2 trayecto de lancha.
Crecen
sumergidos en una realidad de la que parece imposible escapar y se
termina repitiendo el círculo, causando que de una u otra
manera terminen involucrados en el conflicto armado. Algunos
se incorporan por intereses
propios, otros por
necesidad y otros por obligación.
Si a un campesino le dicen que si siembra coca le van a pagar más
100 veces lo que gana
que por sembrar plátano
o cualquier otra cosa, probablemente lo terminará aceptando no porque
sea codicioso, sino porque tiene hambre,
familia y a todos hay que alimentarlos.
No siembran coca o
marihuana porque les
guste en particular, si
un kilo de aguacate costara lo mismo que un kilo de coca, pues
sembrarían aguacate, porque de eso viven, de trabajar la tierra.
Pero
en este sistema económico
no se le da al campo la importancia que merece. Sumado a eso está el agravante de que si se niegan los matan o matan a su
familia, no hay opción. Es esta misma falta recursos la que lleva a que muchas
familias decidan mandar a sus hijos a algún
grupo armado, llámese
ejército, guerrilla, paramilitares, narcos o el que sea, por la
simple razón de que ahí le van a garantizar por lo menos un plato
de comida al día, cosa que ellos no pueden. Así la pobreza
sigue causando más violencia y la violencia más pobreza y se repite
el círculo, cada vez más grande. Mientras
que los que verdaderamente se benefician están en el gobierno o en
Miami
o en cualquier parte tomando whisky
y drogándose, la gente del
campo sólo pone la mano
de obra y los muertos.
“¿Sabés
cuál
es la diferencia entre los milicos y los guerrillos? Que cuando
vienen a pedirnos que les hagamos comida, digamos un sancocho de
gallina, los guerrillos nos pagan la gallina aunque sea menos de lo
que vale, los otros no. Y si te negás ¿qué pasa? Te acusan de ser
colaborador de la guerrilla, o de los paracos, o los paracos te
acusan de ser guerrillero o los guerrillos de ser paraco. Da igual,
en cualquiera de los casos no se vive para contar el cuento. ¡Agh!
parce, lo único que nosotros queremos es que no nos jodan la vida,
que nos dejen en paz, que
se pueda confiar en la gente...
Mirá,
te voy a contar una historia: una
vez llegó un man así todo entrador al pueblo, era un tipo de
negocios y trajo el negocio del siglo, iba a construir un aeropuerto.
¿Vos lo podés creer? Jajaja, en un pueblo donde a duras penas hay
terminal de buses, el tipo iba a construir un aeropuerto,
llegó con planos, estadísticas, no
sé
qué y con unaaa
labiaaaa hermano que decía que construir el aeropuerto era lo que
iba a traer desarrollo y
prosperidad a la región.
Y como ya te había dicho parce el ser humano es muy raro o la gente
es muy pendeja o yo no sé
qué putas pasa, el caso es que los
logró convencer.
El tipo se empezó a volver íntimo de la gente y pa' aquí y pa' allá
de un lado pal otro con el uno y que
con sutanito y
con fulanito, se ganó
la confianza de toda la gente. Pero una noche, una noche cualquiera,
no había pasado nada en especial ni nada, una noche haga de cuenta
como la de hoy, todo el mundo en sus casas con sus familias. Llegaron
los hombres de uniforme, los innombrables,
con todo su arsenal y empezaron a quemar casas sin importarles nada.
Las casas que quemaban eran las que les indicaba un encapuchado que
los acusaba de ser cómplices,
cómplices
de qué no sabían muy bien, pero si le señalaron la casa, ahora ya
es ceniza. ¿Sabe cómo pillaron al tipo? Por las botas, no resultó
ser tan inteligente la lumbrera esa. En
el pueblo solo hay 2 marcas de botas y la gente se conoce las suelas,
las del tipo ese eran importadas. De nada sirve taparse la jeta si se
deja la huella en el piso, cualquiera que ha vivido en la selva sabe
eso, así cazan los animales, pero un bobo de esos solo sabe hablar
mierda.
Vea, otra vez llegaron unas
lanchas a la playa todas apuradas que porque los venían persiguiendo
que ya los habían pillado y tales. Empezaron a botar cargamento en
la playa y le decían a la gente que si se los guardaba, que luego
pasaban por eso y les iban a dar un millón de pesos por cada kilo.
Ahora, un millón no es nada pa’ un narco de esos, pero para el que
trabaja son 2 o 3 meses de trabajo y la gente se ilusiona. Pasaron
los días y volvieron y que tenían que aparecer todos los kilos o no
le pagaban nada a nadie, y
el número que dijeron que dejaron era el que ellos decían porque
pues ellos lo decían y eso no estaba completo, punto. Y ay del que
se atreva a alegar, ya sabe qué le pasa. En
fin, yo no sé
a dónde vamos a parar parcero.
¿Que
yo cómo llegué aquí? No tengo ni puta idea jajajaja. Una
vez vine de paso y ya llevo aquí más de 30 años. Fue una época
difícil y muchas cosas se me empezaron a presentar. Yo fui rockero,
vieja guardia, usted
sabe y en ese entonces
eso era una novedad. Pero empezaron a decir que los que nos dejábamos
las mechas largas éramos satánicos, drogadictos,
comunistas, maricones y no sé qué más se inventaban. Y la gente que
es bien bruta pues les creía y en un sitio tan conservador como era
pues ponían a toda la comunidad en nuestra contra solo por cómo nos
veíamos. Luego empezó a haber rollos con la policía, vos ibas
andando y te requisaban, te culpaban de cualquier maricada y cosas
así. Un día me mamé y un parcero me dijo que necesitaba ayuda para
levantar una casa y trabajar en el campo y pues de una, así fue y
acá me quedé. Me gustó
la vuelta, me enamoré de la selva, de la libertad, de la naturaleza,
de que nadie me joda, de tener mis propias cosas, de estar como en mi
rollo tranquilo.
¿Y vos qué estudiaste o
qué? A mí me hubiera tramado estudiar antropología o sociología o
algo así que estudian como el comportamiento del hombre y vueltas
así, porque ush parce yo no sé
cómo hacen para entender eso, yo miro y miro cada
vez entiendo menos porqué
la gente se comporta así, por qué
las cosas tienen que ser de esta manera. Desde
cosas grandes como llegar a matar a un hermano a cosas sencillas de
la vida diaria.
Por ejemplo eso que te decía de comprar cosas que no sirven para
nada, a mi esa vaina no me entra en esta mula. Vea, un
ejemplo sencillo, digamos
hay gente que para hacer un sancocho de gallina, le tiene que echar
un cubo de esos
maggi, que porque si no, no sabe a gallina. Jajajajjaja no jodás
hermano, si vos le estás echando una gallina entera y no sabe a
gallina entonces ¿a qué
putas va a saber? Jajaajajja se apegan a unas cosas todas extrañas
parce. La gente
es muy rara o yo soy el raro, no sé
jajaja. Supongo que por eso vivo solo, bueno solo no, estoy con Zeus
que es más cuerdo que muchas personas y además de él
estoy con un poco más de seres vivos, estoy rodeado de micos,
pájaros, culebras,
árboles, arañas, mariposas… ellos
también, como yo, derecho a su casita, su comida y estar en
paz, yo no soy más que ellos, no sé por qué eso no lo entiende la
gente. Y bueno,
está muy buena la conversa y todo, pero tengo que trabajar, porque
nadie me va a venir a darme la comida en la boca. Un gusto parcero. ”
Pero así
parezca tierra de nadie,
así ningún gobernante haga
presencia, ni tramiten leyes para proteger la naturaleza, que
aunque existieran tampoco servirían de mucho ya
que toda ley tiene un precio y pagando una suma de dinero se puede
violar. Así como pagan sus permisos las mineras y
petroleras para contaminar ríos, acabar páramos y destruir selvas.
Así como todas las leyes, no son para todo el mundo, sino solo para los
que no tienen dinero, por eso los dueños del mundo siguen haciendo
lo que se les da la gana, lo único que interesa es cuánto vale y
cuánto dinero se gana.
Aun así, hay gente a la que
sí le importa, que todavía no tiene esa manía de ponerle precio a
todo para dejarlo sin valor, mucho menos a la vida. Hay gente que
sí hace mucho y al ver la situación, personas particulares se
empezaron a agrupar y comprar tierras simplemente para protegerlas,
para no dejar que la “civilización” convierta todo en un
recuerdo. Así nació la reserva y por gente así, ya lleva
existiendo más de 30 años, cada persona que ha pasado ha puesto su
granito de arena para seguir haciendo realidad lo que hace unos años
para unos sonaba imposible. Y de la misma forma como nació Sasardí,
surgieron otras reservas y fundaciones con diversos modelos, se
empezaron a recibir donaciones, a organizar, a trabajar con la gente
de la región y a proteger la tierra. Hoy en día existe el parque
nacional Darién que es una área protegida pero perteneciente a
Panamá con 570.000 hectáreas, se acaba en los límites con Colombia
en donde actualmente solo existe el parque natural Katios con 72.000
hectáreas protegidas.
La reserva ha logrado tener un
impacto enorme en la región trabajando con comunidades locales, en
conservación de especies endémicas, educación de los niños,
manejo sostenible de los recursos, re-forestación, implementación
de sistemas cartográficos y monitoreo de bosques, mejoramiento de
condiciones y calidad de vida de las familias campesinas e
implementación de proyectos artísticos promotores del trabajo
artesanal local. Afortunadamente la reserva ha conseguido mantenerse al margen del conflicto lo
cual ha permitido durante muchos años que preste servicios
turísticos entre los cuales se encuentran visitas guiadas,
avistamiento de flora y fauna, charlas históricas, ambientales y
culturales; talleres de artesanías y programas de voluntariado.
Fue la primera Ecoaldea de
Colombia y desde entonces han surgido varias similares, todas con el
mismo propósito de lograr un estilo de vida más sostenible y más
amigable con nuestro entorno. Como un caso en concreto de éxito,
lograron conservar las tortugas carey y canaá que estaban amenazadas
por prácticas de caza indiscriminada, siendo de los pocos lugares en
el mundo donde desovan. Actualmente, gracias al trabajo realizado con
las comunidades, existe el festival de la tortuga en épocas de
semana santa, cuando las tortugas arriban a la playa a dejar sus
huevos y es un atractivo turístico y científico del que se
benefician los habitantes locales. Se han hecho trabajos de educación
con los niños entre los que se incluye ecología y biología para
que conozcan y valoren el paraíso en el que viven. Muchos conocen
diversos animales porque crecen con ellos y se saben leyendas que les
atribuyen dones sobrenaturales con las que aprenden por ejemplo
cuáles no se deben comer por ser nocivos para el humano. Se ha
logrado implementar el sistema de baños secos en los que se separa
la materia fecal de la orina, para utilizarla en la fabricación de
abono, en vez de la práctica tradicional de arrojar todos los
desechos al río en donde unos metros más abajo coge agua el vecino.
Estábamos 7 voluntarios de
distintas nacionalidades y edades, lo cual hacía el ambiente mucho
más íntegro y divertido. Un día normal en la reserva empezaba al
salir el sol a las 6 de la mañana, nos levantábamos a hacer yoga y
tomar un café antes de empezar con el trabajo. Todos los días se
repartían las actividades en grupos de trabajo que iban cambiando
diariamente. Entre las labores se incluía cocinar, construcción y
mantenimiento del albergue, trabajo en la huerta, construcción de
escaleras, recolección de alimentos, carpintería, siembra y
cosecha. La primera jornada iba hasta el desayuno y luego una segunda
jornada hasta el almuerzo, el cual se anunciaba tocando una caracola.
La alimentación es vegetariana y tratando de utilizar al máximo los
productos locales, la rotación de gente en la cocina logra
innovación todos los días con sabores y recetas de distintos lados.
La cocina cuenta con una estufa de leña, que les da un sabor
increíble a las comidas. También se cuenta con estufa de gas, pero
llevar el cilindro de gas hasta arriba es toda una odisea.
Las tardes las teníamos libres
para descansar, bañarse en el pozo, ir al río, caminar, leer,
escribir, realizar actividades artísticas como pintar o tocar
música. Cuentan con una biblioteca en la que hay todo tipo de
libros, pero sobre todo hay varios relacionados con bioconstrucción,
fauna y flora locales, historia y cultura de la región. En las
noches aprovechábamos para hablar, compartir experiencias y reírnos.
Tuvimos la fortuna de coincidir gente muy a fin, cada uno con su
propia historia, muchas cosas que enseñar y con los cuales a la luz
de unas velas tuvimos charlas en las que compartimos nuestros sueños,
frustraciones, deseos y sentimientos. A la semana hay 2 días libres
en los cuales se puede bajar a la playa (donde hay internet), conocer
otros sitios o visitar vecinos, todos muy amigables y atentos.
Fue uno de esos lugares que me
dolió dejar y que siempre recordaré como una de las mejores
experiencias de mi vida, por la gente que conocí, la magia del
lugar, las historias con las que me encontré, su encanto natural y
su historia. También porque me dio un poco de esperanza en que una
mejor forma de vida sí es posible y que aunque la mayoría de la
gente está sumida en el consumo, en ganar dinero como sea, con
aspiraciones que no van más allá de comprar algo, que viven en una
burbuja de entretenimiento, en un letargo y que creen que el mundo
como funciona está bien...la esperanza está en los pocos que no.
Cuando iba de regreso y estaba
esperando la lancha en el muelle, conocí a un profesor que también
estaba esperando para devolverse. Ya era un poco mayor, ya se había
pensionado hace varios años pero sus anteriores estudiantes lo
seguían buscando para que los ayudara y aconsejara en sus proyectos.
Era profesor de biología Marina en Antioquia y había ido a Triganá
para ver un proyecto de intervención en peces (el viajecito no es
corto, como se pudieron dar cuenta). En el camino me contó varias
historias de lo difícil que fue trabajar en la región, de realizar
investigación en un departamento con tan pocos recursos y afectando
los intereses personales de algunos. Me contó de todas las veces que
se sintió mamado y que estuvo a punto de renunciar a la universidad
porque ya estaba afectando demasiado su vida personal. “Pero me
di cuenta que mi vida es el mar y a eso no se puede renunciar y
tampoco pensionar”. Es de esas
personas que vale la pena conocer y que aunque uno solo haya
coincidido un par de horas con él, piensa que, si en el mundo hubiera más
gente así, sería un lugar mejor.